Ruido y violencia, por Cesc Fortuny

Ruido y violencia

Presento aquí una serie de seis películas cuyos denominadores comunes son el uso de la música experimental y del ruido como experiencia sonora. La violencia como elemento de comunicación social y de interacción, así como su utilización por parte de las élites para domeñar a las masas o su relación con el arte.

A la hora de filmar, he usado casi siempre la cámara como si fuese un tercer ojo, uno que además de ver, mira con intención e intenta transmitir sensaciones y generar preguntas en el espectador.

En los montajes suelo superponer planos y corregir los colores y las texturas. Me gusta trabajar con una imagen de grano grueso, burdo, que aporta cierta suciedad y da una sensación de brutalidad, reforzando el efecto de violencia buscado.

He usado también algunas imágenes de archivo, pero en pocas ocasiones, ya que el uso de la cámara como captador espontáneo, es una de las bases de mi trabajo.

A excepción del documental El luto de los colores, las películas exploran la aparente inutilidad de la violencia, así como su función en la naturaleza, incomprensible para el ser humano. Así pues, la equiparo al caos, y por tanto, al lenguaje de los dioses. Las seis películas, hablan tanto de forma explícita, como velada, de la relación entre hombre y arte, y entre arte y violencia.


Ruido y violencia


1) Rosarium Philosophorum:

Rosarium Philosophorum es un tratado alquímico del 1550. El manuscrito contiene veinte imágenes que representan un proceso simbólico hacia la piedra filosofal. La película explora el caos como sistema impredecible, ya que al ser imposible tener en cuenta los valores absolutos de todas las variables que lo integran, cualquier fenómeno del universo, por insignificante que sea, tiene el poder potencial de desencadenar una ola de acontecimientos que alteran el sistema completo. El ruido como disciplina sonora, es aquí un conductor que engrana las imágenes y las sitúa en un espacio sin tiempo, donde otra vez, las consecuencias no tienen una causa.




2) Tmevnok Tnup orez 1102:

Konvent Punt Zero fue un festival organizado por el centro de arte contemporáneo El Konvent, que exploraba los recovecos del arte moderno mediante exposiciones, conciertos de música experimental y de vanguardia, performances y otras muestras artísticas de nueva cuña. El film muestra mis impresiones directas como espectador y como participante en el año 2011.




3) Vobis mortua lex est:

Como reza una frase de la Biblia refiriéndose a la muerte de Cristo, la ley ha muerto. Mediante una técnica de reproducción fractal y el altísimo contraste de las imágenes, se consigue un efecto hipnótico, psicodélico y muy oscuro. El trabajo se centró en conseguir una temperatura de color saturada de blancos y negros, y en el proceso de corrección de color, una textura sucia y envolvente.




4) El luto de los colores:

Documental centrado en la figura del poeta y pintor Jaume Vendrell, que muestra su proceso creativo y explica como pintó el cuadro que da nombre al film. Rodado en el Raval de Barcelona, la película muestra a un ser humano buceando en el pintoresco barrio de la ciudad condal, al tiempo que desgrana su dedicación al arte.




5) Metáfora, en busca del lenguaje único:

A base de poemas de Marian Raméntol y míos, construí una película durante la residéncia artística realizada en El Konvent de Cal Rosal, Berga. La intención del proyecto fue la buscar un todo entre música voz e imagen, un nuevo lenguaje imposible, que no sería ya ninguno de los antes citados.




6) Bnei ha’Helohim:

Videoclip para el proyecto de música experimental Zé Pekeño. El nombre hace referéncia a la frase de la Torá “los hijos de Dios”, concepto que también aparece en el “Libro de Enoch”. La rapsódia corre a cargo de Marian Raméntol, y los dos personajes fueron interpretados por Ana Belen Aunión y Marc González. Casi todo fue rodado en las inmediaciones de la montaña de Montserrat. Se establece un diálogo entre dos figuras encapuchadas, abandonadas en un lugar agreste y solitario. La figura masculina parece enterrar algo y la figura femenina desenterrarlo sin descanso. No hay principio ni final para los engendrados.






Cesc Fortuny:

Me nacieron en Barcelona, mientras Morrison enviudaba a Pamela. Aprendí a domesticar armónicas y a exhibirlas en circos de pulgas, donde grandes hierofantes me mostraron el camino que lleva al gran agujero. Con oficio, albañiles de la palabra me han enseñado a alicatar mi casa. Me gusta surfear en olas de ruido, me gusta olfatear libros como el perro enganchado a la entrepierna, y en ocasiones, soy funambulísta de seis cuerdas. De muy joven me interesó el mundo audiovisual como herramienta para romper el discurso y el leguaje estructurado. Capturar un recuerdo y repetirlo fuera ya del ámbito de lo que denominamos realidad, ir mucho más allá y construirlo de la nada.

He realizado las siguientes residencias artísticas:

•    Un bonic jardí per a destroçar. Experimentación sonora para el proyecto Zé Pekeño. Centre d’art conemporani Konvent de Cal Rosal, (Berga, Colònia Rosal, Junio 2015).
•    El luto de los colores. Proyecto pictórico-poético integrado por Jaume Vendrell, Cesc Fortuny i Fabré y Marian Raméntol. Acrílico sobre lienzo sin bastidor de 2 x 2 m. Centre d’art conemporani Konvent de Cal Rosal, (Berga, Colònia Rosal, Septiembre 2011).
•    Metáfora, en busca del lenguaje único. Proyecto conjunto con Marian Raméntol en el que se experimenta con imagen, sonido y palabra en perpétua mutación. Centre d’art conemporani Konvent de Cal Rosal, ( Berga, Colònia Rosal, Agosto 2011).

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